jueves, 25 de marzo de 2021

Diego Lerman:“La mirada invisible”. El fracaso del panoptismo a fines de una dictadura.

 


 



Inspirada en la novela “Ciencias Morales” del escritor Martín Kohan, el filme “La mirada invisible “(2010)  de Diego Lerman sitúa la ficción en el momento que se está por producir la invasión argentina a las Malvinas. Solo una fugaz aparición de escenas televisivas en la casa de la protagonista y el discurso de Galtieri (tras la culminación del filme) sobre la recuperación de las islas nos informan en forma concreta del tiempo en que viven los personajes. No obstante, aunque ficción al fin, este filme de Diego Lerman parece mostrar al espectador escenas reales del  panoptismo y su fracaso hacia el final de una dictadura.


La mirada es invisible.

¿La mirada puede ser invisible? Esa es la pregunta que nos hacemos mientras transcurren los primeros y rigurosos pasos del filme. Rigurosos porque la cámara de Lerman no muestra flaquezas. El director sostiene con firmeza una imagen prolija y medida en sus acciones; en acciones que dan credibilidad a la ficción. Se abren dos enormes puertas del colegio y surge la figura espigada de María Teresa . La nueva preceptora es seguida por una división de alumnos, en perfecta formación y marcando un riguroso paso de cierto aire militar. Los primeros planos secuencia ya subrayan la palabra disciplina. La idea se amplifica particularmente en la secuencia donde se obliga a los alumnos a prolongar el gesto de “tomar distancia” del compañero. Hasta este momento, las acciones parecen conformar un verdadero manual de disciplina extrema e injustificada. Nos recuerdan a las antiguas litografías de principios del siglo XIX que mostraban en bandas las formas correctas de comportarse el alumno en distintas situaciones educativas.

“La historia del colegio y la historia de la patria son la misma cosa”, ha dicho el director con clara energía y convicción frente a los alumnos, después de haber hablado de los próceres que estudiaron en él. Casi resonando como aquel “Dios, patria y familia” propuesto por la dictadura militar, que no obstante gobierna el país en el momento en que se desarrolla la ficción relatada por Lerman. La idea de que la tradición obliga a determinada concepción de la sociedad y por supuesto de la escuela flota en las palabras del director y se pretende prolongar en el alumnado.

 Formar conciencia bajo un determinado modelo es el propósito de tales discursos. Estrategia  que aunque hable de generalidades no deja de incluir en lo que hace a lo disciplinario y lo estrictamente educativo una cuidadosa “disciplina de lo minúsculo” que nos recuerda a la alusión de Juan Bautista de Lasalle a las “cosas pequeñas” en su “Tratado de las obligaciones de los hermanos de las escuelas cristianas” (1783). Una “disciplina de lo minúsculo” que debe ser impartida monolíticamente por directivos; profesores y preceptores. 

Pero en este punto es que nos preguntamos ¿De qué manera se puede llevar a cabo tal propósito? Es en este contexto se situación que Biasutto, el jefe de preceptores nos brinda una respuesta. Hablándole a María Teresa enuncia la idea de una vigilancia  sostenida en la mirada; en una mirada que no debe perder detalles para descubrir así la posible falta del alumno. En una mirada que todo lo ve, pero que no se deja ver. Entrevistado por Oscar Ranzani el propio director se preguntará acerca de tal mirada en forma de una hipótesis interrogativa abierta: ¿De quién es la mirada invisible? ¿Es la de María teresa o la Biasutto? ¿O es la de ese ojo panóptico que es poder y que observa a todos por arriba?...la disyuntiva ha sido formulada por el propio Lerman.


 Jorge Jofre. 2021-Fragmento del texto publicado en  Conurbana,cult .

imagen:https://m.cinesargentinos.com.ar/