domingo, 8 de noviembre de 2009

Malle + Davis en blanco y negro


Por Jorge Jofre.


Notables músicos de jazz como Ducke Ellington; Miles Davis; Charly Mingus; Quince Jones o Henry Manccini tuvieron a su cargo las bandas sonoras de obras de grandes directores. “Ascensor para el cadalso” (Malle; 1957) musicalizada por el trompetista Miles Davis es un ejemplo…casi un emblema del jazz en el cine. Varios de estos filmes los podemos ver en un ciclo desarrollado por el Virasoro Bar (Guatemala 4328; martes 21.30 horas).

En diciembre de 1957, Louis Malle, ha terminado su Ascensor para el cadalso; debuta como director con un intenso policial negro. A diferencia de filmes como Bob, el jugador ( 1955) en donde Jean Pierre Melville todavía conserva restos del policial norteamericano de los ‘ 30 y los ‘ 40 , esta “ opera prima” abandona ciertos lugares ya comunes para abrir otra puerta distinta al género. Malle filma en blanco y negro y ello le otorga a las imágenes de por sí un clima sombrío.La trama es tan simple como sórdida. Julián Tavernier, héroe de la guerra de indochina, decide matar al industrial Simon Carala (su jefe) con la ayuda de Florence (la mujer del industrial y su amante).Todo parece salir bien, pero al quedar atrapado Julien en un ascensor de un edificio se trastoca el sentido del plan. El filme será la previa de policiales franceses como Sin aliento y el no menos célebre Disparen sobre el pianista. Es el comienzo de un cine donde el delito; la marginalidad y el crimen tienen su rol protagónico. Su personaje de Julien Tavernier elaborado para su “opera prima”, es sin duda uno de los más relevantes del cine negro francés. Esta casi a la misma altura de Michel (el ladrón de autos de Godard) o Charlie Kholer (el pianista de Truffaut).Malle termina de filmar: necesita una banda sonora que acompañe el clima que ha buscado; debe elegir un músico para tal fin, apuesta a Miles Davis que ha venido a tocar a Paris en el club Saint Germain. Malle le muestra a Davis su filme en crudo sin ningún tipo de banda sonora…corren las imágenes y en la mente del músico con seguridad las ideas… debió haber reparado sin duda en ese clima sombrío del filme del francés. En la noche del cuatro al cinco de diciembre de 1957, el trompetista, asistido por un grupo de músicos graba la banda sonora .Algunos de los pasajes sonoros son casi un paradigma de lo que debe ser la música del género noire: como aquel que acompaña a la secuencia fílmica en la que Florence busca a su amante por los barrios bajos parisinos. Lo busca incansablemente y no lo puede hallar, porque ignora que Julián Tavernier ha quedado atrapado en un ascensor. La trompeta parece “copiar” en estos dramáticos planos secuencia la mezcla de desazón y angustia de la mujer; es un momento cumbre del entrecruzamiento del cine con el jazz. Los cortes de planos coinciden con los finales de las improvisaciones que realiza el músico en cada uno de ellos. Las imágenes reflejan negrura de policial y las notas del norteamericano parecen explotar sin esfuerzo una estética sonora que sin duda proviene de la falsa poliritmia del bebop enriquecida con los aportes personales de Davis. En este filme de Malle se demuestra que no hay crímenes perfectos. De todos modos la perfección existe tanto en la brillantez del relato visual del cineasta y en las notas que escapan de la trompeta de Davis.

Publicado en Revista Virtual Archivos del Sur.
Jorge Jofre (2009).