domingo, 23 de mayo de 2010

Macbeth/Polanski: fantasmas de una tragedia.


Por Jorge Jofre.

Dentro del ciclo “El ruido y la Furia. El cine trágico de Shakespeare (Virasoro Bar, 18/5) se pudo ver la versión cinematográfica de la tragedia Macbeth que realizara Roman Polanski en 1971. Una obra con una estética que evidencia los fantasmas que circulan por la mente del genial director.

En 1968, Roman Polanski, filma Rosemary`s baby sobre un libro de Ira Levin: tal vez la obra maestra en el total de su producción. El filme ha dejado sin duda en él una impronta difícil de olvidar; marca el cruce profundo del director con una estética que se inclina por lo siniestro y lo diabólico. Rosemary queda embarazada del demonio, tras mudarse con su esposo a un edificio de departamentos donde tiene de vecinos a unos no poco siniestros vecinos. Hacia el final intentan convencerla que ha perdido la criatura…se precipita un desenlace inesperado; casi sujeto a la construcción del narratario.
Entre las prodigiosas escenas del filme se destaca aquella en la que Rosemary ve en sueños un cochecito de bebé sobre la cima de unas rocas, mientras escucha el llanto del pequeño que no se hace visible al espectador. Las escenas son a su vez como cuentas de un rosario que nos conducen a la idea de algo macabro; de una circunstancia donde casi se puede oler la muerte. En ocasiones hasta los grandes directores de cine dejan en evidencia su costado oscuro.
Rosemary’ s baby , parece ser un verdadero anticipo de la tragedia que se le avecinará el 9 de agosto de 1969 donde fuera asesinada la esposa del director ( Sharon Tate), en estado de gravidez, de 16 puñaladas por el llamado Clan Manson. Se ha considerado entre los posibles causales de los trágicos sucesos de ese día, la circunstancia de que Charles Manson, fanático de Los Beatles, haya sido inspirado por el tema Helter Skelter que comienza con aquella inolvidable frase: “When I get to the bottom I go back to the top of the slide” (“Cuando llego abajo vuelvo a subirme al tobogán…”). Charles Manson interpreto tal canción como una especie de llamado a una lucha interracial y además consideraba a los integrantes de la banda musical como los cuatro jinetes del Apocalipsis, aspirando él a ser el quinto y sembrar así la muerte por doquier. Los sangrientos sucesos protagonizados por Manson y su clan, dejan sin duda una huella indeleble en la estructura emocional del director. En una conferencia de prensa ofrecida en Londres expresará: “…y vi la ropa del bebé; y vi la habitación que ella estaba pintando…vi sangre por todos lados.”.
En 1971, Polanski, filma su versión de la Tragedia de Macbeth, una obra donde paso a paso se suceden muertes y donde el puñal, como en los asesinatos cometidos por el Clan Manson, cobra protagonismo derramando sangre inocente. Porque en el Macbeth de Polanski la sangre no escasea sin duda alguna y, es más, se convierte en una especie de puntada que sutura distintas partes de la obra como suele ocurrir en algunos recientes filmes catalogados como cine slasher.
Ni siquiera las anteriores versiones cinematográficas del clásico teatral pudieron pesar en Polanski a la hora de definir el corte de su obra. La versión de Orson Welles apuntaba casi a la categoría de un teatro leído con el complemento de las angulosas imágenes y los pronunciados contrastes muy afín todo ello al estilo del director. La de Akira Kurosawa , Kimonosu-jo ( Trono de sangre) , una adaptación de la tragedia de Shakespeare ambientada en el Japón feudal, sin duda que también se dirige a otras búsquedas que no son las del director polaco. Hay en el filme de Kurosawa un rigor de los planos en las escenas donde aparecen los personajes principales que marca una relación con el teatro Noh y con la obra del ascético Ozu.
Si tomamos en cuenta la representación de Kurosawa de lo que daría en ser la escena VII del primer acto y la de Polanski deberíamos destacar notables diferencias entre lo filmado por ambos directores. Kurosawa trabaja con un encuadre, donde las rectas de la habitación en que se encuentran Washizu (Macbeth para el director) y su esposa Asaji (Lady Macbeth), enmarcan y destacan las vestiduras y los rostros de los esposos y sobre todo el fingido gesto de sumisión de la mujer que mira casi siempre al suelo.
Polanski recurre, en las tomas que corresponden a tal escena, casi permanentemente al close up, rodea de tenebrosas sombras a los dos personajes y otorga un gesto casi desafiante a Lady Macbeth; un gesto que bordea siniestramente los crímenes que se avecinan. La Asaji de Kurosawa es una embozada instigadora; la Lady Macbeth de Polanski es parte de la ejecución de los hechos y no evita luego mancharse con sangre.
Hacia el final de Rosemary ´s baby, la actriz aparece con un puñal en alto en amenazadora actitud : mera coincidencia; recurso inspirador de los crímenes reales. Llamativa hasta la elección para el escenario del filme de un edificio (el Dakota en calle 72 y Central Park West) donde vivió Boris Karloff y Alester Crowly; donde vivía John Lennon cuando fue asesinado.
Tal vez esos fantasmas de la tragedia de Manson y su clan, provienen de una especie de visiones premonitorias que subrayo en los fotogramas de Rosemary ´s baby o solo son el trágico recuerdo de un hecho luctuoso que afectó a su propia familia. Pero, de todos modos, lo que es seguro que esos fantasmas se hallan presentes ineludiblemente en su versión cinematográfica de la tragedia de Shakespeare. Son tan evidentes como la sangre en las manos de Lady Macbeth que nunca desaparece aunque se las lave permanentemente.


Jorge Jofre- 2010.
Publicado en Pàgina Digital; 19-5-2010.